
El australiano Matthew Sheil, un apasionado manitas australiano, ha creado el mejor ambiente para jugar al Flight Simulator. Todo tiene un precio, y para jugar con a este nivel el coste de este 747 ha subido a 230.000 dólares, solo en piezas y componentes. La lista es larga: un rapidísimo procesador Omen (5.700 dólares), dos pantalla de 42 pulgadas Philips Ambilight (2.600 dólares) más dos laterales, módulos de control propios de avión (2.675 dolares), un joystick programable (200 dólares), altavoces Bose (400 dolares)... además de 10 años de trabajo y un montón de sistemas mecánicos e hidráulicos. Es normal que con todo esto el conductor de camiones Matthew sea ya todo un experto en el arte del pilotaje, su sueño desde niño.
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